Mi teléfono celular está en las últimas. Agoniza, yo lo veo. La batería no le alcanza ni para tres días. Tengo una relación especial con el aparato: vive desde hace tres años y medio; se ha dado los más impresionantes porrazos; ha soportado fríos y calores; la luz de iluminación es naranja, no blanca, no verde, n-a-r-a-n-j-a. Dinosaurio de los celulares. Los ladrones lo evitan, las damas suspiran por él, y los caballeros claman por que lo subaste.
Lo peor de esta situación es que llegará esa triste escena en la que entro a una sucursal de movistar mostrando mi alcatel-gris-de-pantalla-naranja diciendo que quiero mantener mi línea y que no pienso pasarme a un plan contrato. No quiero elegir otro celular, no me pone horny que me enumeren los atributos tecnológicos que solucionarán mi vida. Yo lo único que quiero es mi celular precámbrico que almacena mis contactos más importantes, tiene una capacidad limitada de casilla de mensajes y muestra una mano cerrada que va abriéndose a modo de 'espere'.
sábado, junio 7
Adiós Nonino
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4 notas al pie:
Lo bueno es saber que no soy el único encariñado con su celular de la prehistoria :P
Pero qué excelente post, me encantó.
y bueno, algun dia llega el dia en que nos vendemos al sistema. yo tuve hasta bien entrado el año pasado un kyocera con luz verde fluo que media como 15 cm. pero bue, asi es la vida, ahora tengo un motorola con camarita.
a mi me pasa exactamente lo mismo, lo estoy haciendo durar hasta el ultimo suspiro y resiste sin parar. lo cambie dos veces (casi contra mi voluntad) pero se rompieron primero los celulares nuevos y este seguia ahi, fiel a mi, andando como siempre. ojala nunca mueras celular
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