viernes, marzo 17

la primera noticia del día

Dos veces a la semana Fr. tiene que ir a trabajar a la oficina en el centro. Son dos viajes, uno en colectivo y otro en subte. Hace un tiempo me dijo: «siempre que me bajo del colectivo para hacer combinación, hay un perruchi sentado en la entrada de un kiosco». De ahí en más, cada una de esas mañanas se transformó en la expectativa compartida por la presencia del perruchi. Muchas veces no está («lo habrán guardado por el frío»), otras sí («hubo perruchi»). Como todo esto pasa temprano en la mañana, cuando yo todavía duermo, suelo enterarme por diferido. Me despierto, prendo el celular y leo lo que pasó, como si fuera el resultado de un partido que ocurrió durante la madrugada o el escrutinio de una elección.