domingo, mayo 25

día de la fiebre VI

No me haces mal vos. Me hace mal que aparezcas.

día de la fiebre V

Vete de aquí.

día de la fiebre IV

Me inquietan un poco los modos que tiene mucha gente antes de los parciales. Uno entra al aula y se encuentra con ese griterío incesante, las hojas que vuelan de banco en banco, la creencia necia de que en diez minutos se podrá aprender lo que no se aprendió en dos meses. A un lado escucho ese cliché del que no sabe nada y quiere obtener paz mental: ah pero eso no es importante saberlo, no?
Sería genial si media hora antes se apagaran las luces y en vez de la hecatombe pre-parcial se encendieran unos sahumerios, apagaran las luces y nos dedicaramos a unos instantes de meditación. Armonía mental y asimilación corporal de los conocimientos. El que no quiera, fuera del aula. A gritar a la cancha, palurdos.

Zen for dummies

día de la fiebre III



Hasta que una palabra
salida de las gargantas inseguras
aridecida de llanto y deseo de estar solos
revela su irremediable diferencia.

P.P.Pasolini

día de la fiebre II

C'est fini las mortíferas semanas esas de las que hablé hace poco. Festejé con una camisa y un chal preciosos de Bolivia, una noche -terrible, bizarre- de Plop, un nuevo blog hecho en colaboración con mi adoradísima V., un sábado que fue empeorando cada vez más y dándole mi mail a alguien que todavía no me agregó. La depresión me corroe y, no kidding, me vendría bien tener unos parciales más para tener algo en qué pensar que no sea en cómo desprecio al género masculino -en el que se incluye quien escribe, claro-.

día de la fiebre I

El diablo habló. Me dijo que aún cree en vos. Pregunto: vos creés en él. ¿Creés en él?

miércoles, mayo 14

Él es tan lindo. Lindo como el diseño de su segundo disco, lindo como esos momentitos del domingo justo antes de que uno se deprima, lindo como sus letras melancosoleadas. Tan lindo como ella, él y como esos dos que acaban de pasar. Lindo así, sin empalagar y con una guitarra muy nerviosa de fondo.


(yo no quiero ser tu) Coiffeur

miércoles, mayo 7

Alegrame la tarde

- Me dieron día de estudio y estoy estudiando (ok, no right now, lo acepto).
- Acabo de comer pollo al curry con bocadillos de acelga.
- Llegó mi cd de Cocorosie.
- Voy a mandar un par de mails a gente que me tiene colgada.
- Está sonando Belle&Sebastian y nada puede salir mal.
- Ayer conseguí la lapicera pluma, sin la cual no puedo estudiar.

La estoy pasando -un poco- bien.

DREAMERS


A revolution isn't a gala dinner. It cannot be created like a book, a drawing or a tapestry. It cannot unfold with such elegance, tranquility and delicacy. Or such sweetness, affability. Courtesy, restraint and generosity. A revolution is an uprising, a violent act by which one class overthrows another.

domingo, mayo 4

24HourPartyPeople

Se acerca ese período macabro del calendario académico donde hay parciales y pilones de fotocopias para leer y aprender en un fin de semana (a.k.a. patada en los huevos). Mediados de mayo implica fastidiar a mis jefes para que me den días de estudio (esas maravillas no laborables de la semana en las que llegamos al final del día pensando sólo leí ESTE párrafo?) y reestructurar la agenda de ocio que uno suele armar religiosamente cada lunes.

Anticipandome a las semanas de reclusión, decidí reventarla un poco este fin de semana (el Plan De-Tox? Bien, gracias) y lanzar el último suspiro de mi soltería universitaria (el virus del dejarse estar existe y busca víctimas, NO TE COMPROMETAS).
Friday night, sin preámbulos salió Compass. No cabía chances de otra salida, era certeza como el regreso del animal print (gracias fidel). Con una M. post-voy-novoy-voy y un Fidel post-burritos aterrizamos en Niceto. Compass salió más que bien: además de mover la patita, con M. nos metimos en el gentlemen-baño para fingir una inusual escena de sexo (con golpes de puerta y todo) y expropiamos un trago ajeno (si un vaso no está en mano de alguien, ese vaso es del pueblo). Para ese momento Fidel ya se había ido, extasiado por el cansancio, su cena centroamericana y el avantgardismo de la fiesta. Resaca de sábado por la mañana sufrida por dos cuando tuve que ir a hacer las compras y encontré dificultoso distinguir entre el suavizante y la lavandina.

Las cosas salieron distinto anoche. No, mal, no, distinto (quiero ostentar algo de dignidad aún). Unos platos mexicanos en Palermo (el fantasma de Pancho Villa nos persigue) y vagar por el Hollywood en busca de un bar con la gente de la librería. V. y yo no pudimos menos que exasperarnos cuando la voluntad general quiso que entraramos en el antro más despoblado y aburrido de toda la zona. Un bar de nombre dudoso, que proyectaba videos de u2. Abandonamos al grupo y nos subimos a un taxi que me dejó a mi en la esquina del siempre hospitalario Teatro de Colegiales y se llevó a V. y su terrible estado psicofísico hasta su casa. Sí, iba a ir a bailar y lo iba a hacer solo. No me van a cagar tan fácil mi noche de sábado. La dignidad no se la pierde en un momento así sino cuando uno organiza una salida con un grupo de gente que no entiende nada de salir a descontrolarla. End of story, me quedé casi hasta las siete bailando, distinguiendo conocidos de conocidos y sobreviví con una latita de quilmes bien barata. Volví a mi casa para caer en la cuenta (cómo pudiste ser tan pelotudo) de que

- Hola, me olvidé las llaves en la librería. Bajá a abrirme.